jueves, 21 de abril de 2016

Segundo Premio Artículos 15/16


 Este año estaban igualados en puntuación dos artículos que merecían ser segundo premio. Así que damos por ganadores del Segundo Premio tanto a uno como al otro:

"Porque somos unos ciudadanos preocupados", Miguel Ángel González-Alorda. Y "Ruidos", Reyes Soto Olmedo.


 Porque somos unos ciudadanos preocupados.


            Cada día después del despertar, un café para estar despejado, y las noticias. También noticias en el coche, a la hora del almuerzo, a la hora de cenar, incluso hay quien pasa la tarde con ellas. Nos preocupa cómo se encuentra el mundo en el que vivimos, queremos conocer lo que ocurre a nuestro alrededor, pero... ¿estamos realmente bien informados?
            Una noticia es o debe ser una forma objetiva de conocer los acontecimientos que se dan en nuestro entorno, más bien en el mundo en general. Sin embargo, la poderosa arma del lenguaje, que nos permite expresar un mismo suceso de una gran variedad de formas distintas, hace que a veces leamos algo y saquemos conclusiones que creemos nuestras, cuando no es así. El redactor nos ha trasmitido su idea. Comprobarlo es sencillo, y es un ejercicio que creo todo el mundo debería hacer: leer sobre una misma noticia en diarios diferentes o emisoras distintas pero prestando atención, ya que cada versión transmite matices que las hace llegar a ser muy diferentes.
            Las personas somos seres fácilmente influenciables, más aun en edades tempranas. Por supuesto todos pensamos que eso le pasa a otros, que nosotros estamos libres de influencias, que sabemos distinguir en verdad y opinión. Pero, bajar la guardia un segundo puede hacernos caer ante el pensamiento del redactor. De hecho, esto no ocurre simplemente en medios de comunicación, vivimos en un mundo que nos condiciona constantemente. Al consumismo, por ejemplo.
            Tampoco es todo la forma en que se transmite algo, si nos remontamos poco tiempo atrás podemos observar la gran preocupación europea por el ébola, y sin embargo hasta estos días que ha vuelto a aparecer en las noticias, nadie volvió a preocuparse por él. Sobre Korea del Norte, hace tiempo salió un reportaje de la situación en que se encontraban sus habitantes, y como salió en los medios de comunicación tenía que ser importante, así que nos volvimos a alterar. La situación ahora sigue siendo la misma, sólo que quien está en el poder tiene otro nombre, pero como esa noticia es de hace tiempo ya a nadie concierne. El yihadismo también es, por desgracia, algo que lleva existiendo mucho tiempo, pero hasta que Europa no ha sido afectada, “era un mal menor” .
            Para terminar, sería lo propio por mi parte hacer un llamamiento a los ciudadanos con algo de sentido común a alzarse por luchar contra esta causa, por unos medios de comunicación más objetivos. Aunque esa forma de acabar, ¿serviría de algo? Podría hacer despertar el interés en algún lector pero, aun así, este documento quedará en un mero artículo de opinión escrito por un don Nadie y archivado entre otros tantos.



Miguel Ángel González-Alorda Cantero
2º  Bachillerato Científico-Tecnológico

Ruidos.


- “Para muchos seres humanos, la noche se ha tornado tan ruidosa como el día y una habitación silenciosa en un infierno y una tortura” -

Esta frase que leí, es la que me ha animado a contar algo que me pasea por la cabeza desde entonces. Me detuve a observar los ruidos de nuestra rutina, enumerándolos casi con curiosidad hasta el borde del agobio durante algunas horas…
La alarma del despertador da lugar a un sinfín de sonidos, que como la fiebre, delatan que en el fondo de la superficie del sistema en el que vivimos robótico y aparentemente perfecto, algo va mal…algo tan profundo que se ha vuelto parte de la  piel humana y que nos lleva angustias y síntomas que se han puesto tan de moda, algo que nos hace correr sin parar sintiendo que nunca llegamos a tiempo a ningún sitio. Este laberinto de ruidos, me hizo pensar que nos hemos perdido en una realidad en la que no vemos, no oímos, ni sentimos con claridad.

El consumismo, la necesidad de tenerlo todo en todo momento, de controlar nuestro entorno y que nos controlen, la ley de lo “mío es más y mejor”, la incansable búsqueda por coleccionar cosas para desecharlas al poco…todo esto se traduce en un continuo zumbido inaudible, hasta el día que cualquiera se para a buscarlo...El ruido del móvil incesante, los motores de los coches que vuelan agónicos a manos de montañas de estrés humanas, la tos de los niños acumulando virus innombrables, los whatsApps acosadores que se han ganado el nombre de un síndrome pre-adolescente y mil puntos suspensivos…

Yo me detuve un día para permitirme un par de quejas antes de dejarme envolver de nuevo por ese tsunami de sinsentido al que te acoplas o sobras. Con lo cual, ésto se trata sólo de una humilde opinión, no es ningún alegato a la valentía antisistema o cualquier eufemismo absurdo. Lo que digo es que hemos llenado el mundo de ruidos tóxicos y contaminantes, y creado leyes que los miden y los regulan, sin querer darnos cuenta que nos hemos contaminado el alma y los oídos de nuestro interior hasta el punto que los gritos reales de auxilio no tienen eco. Dejamos de oír hace mucho el ruido del esfuerzo de los que consiguieron mucho por nosotros antes de nosotros, convirtiendo nuestros países en cuevas de ladrones que financian desastres naturales y guerras desde sus cómodos sillones mientras tememos al silencio, al espejo nítido del Todo…

…Me quedó una pregunta en el aire tras esas horas silenciosas de mi experimento: en serio no oímos que algo no va bien….???                          
                                                                                                                                                            Reyes Soto Olmedo. 


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